jueves, 4 de septiembre de 2008

“Te quiero”

De repente se abrazó muy fuerte a mi cuello, me sujetó la cara entre sus manitas, me miró fijamente y me dijo “Te quiero”. Como de película. Me lo dijo. Parecía increíble y lo oímos todos. A Abi casi le da un torozón: su dulce mirada se empañó de alegría. Un pedacito de cielo entre mis brazos, de sólo dos años y medio, pensé. Y hoy al recordar ese gesto, de nuevo estoy deseando volver a ver sus mofletes sonrientes cuando salga de la guardería.

Jugar a los ahogados

Torre del Mar (Málaga, Agosto de 2008). Estamos en la playa y no te gustan las alitas que se colocan en los brazos para flotar en el agua. Quieres nadar sólo y jugar a los ahogados. Menudo bicho. No me gusta ese juego. Consiste en que te sumerges en el agua y te hundes al no hacer pie. Estiras el cuerpo intentando sacar la cabeza y asomar la nariz para poder respirar. Te ríes. Y a mi no me hace ninguna gracia. Te sujeto y te esfuerzas en soltarte. Temo que me des un patadón…en estas sospechosas circunstancias en que se encuentra mi barriga. “A jugar a los ahogados” repites insistentemente. Tu perseverancia parece que será una de las cualidades de tu carácter.
Reprimo el impulso de transformarme en una piraña y comerme tu nariz a bocaditos.

lunes, 14 de abril de 2008

El diente de Ana García


Esta mañana me escribe su papi para decirme que de camino a la guarde “el bichito” le ha contado que a " Ana García " se le ha caído un diente.
Le ha preguntado que si " Ana García " es de su clase o no, extrañado porque a una niña de su edad se le caiga tan pronto un diente y le ha contestado que sí con absoluta seguridad. Entonces él le ha preguntado de nuevo si ha tenido un accidente y por eso ha perdido el diente, y nuestro bichito lo confirma con su especial sí-sí-sí, además de decirle que él se lo volverá a poner, como hace con nosotros cuando nos quita la nariz.
Al llegar a la guarde, papi ha preguntado a una de las profes si a " Ana García " se le ha caído un diente, y la profe ha respondido riéndose ¡vaya imaginación tiene Héctor! (perdón, Gustav).

Me comenta Didier que es como “lo del señor de la escalera”. Cuando se refiere a él lo hace como si fuera el fantasma malo. Ayer Didier pasó un buen rato durante el baño explicándole que “ese señor” no puede entrar en casa… no se lo tragó mucho aunque aparentemente se quedó algo más tranquilo.

¡A ver si este bichito va a ser en realidad como los duendes revoltosos que revolotean a mi alrededor dedicándose a esconderme las cosas para reirse de mí y hacerme de rabiar!

martes, 5 de febrero de 2008

¡A recoger!


Recojo tus cacharritos, todo lo que dejas tirado por el suelo. Lo que lanzas al aire con alegría y luego no te gusta tanto devolver a su lugar original. Eres un poco caradura, ¿no te parece? ¡Pero disculpamos tantas cosas a la carita de pillo que nos muestra unos diminutos dientecillos a través de su boquita de piñón! Para ello inventamos nuevas artimañas. Por ejemplo un nuevo juego que evita que te pongamos caras largas. El juego se llama “a recoger”, y la mayoría de las veces sólo jugamos nosotros. ¡Menudas estrategias!

miércoles, 2 de enero de 2008

Un paseo por el parque


Junto a su pequeño Gustav
Elena y Didier pasean
por el parque de Las Azaleas
Les acompaña Pepita
su mascota pequeñita
A Pepita le gusta pasear por el parque
y sobre el gorro de Gustav va a cualquier parte
Desde allí puede saludar
a todos sus amigos a la hora de merendar.
Primero pasan por delante
de las ranitas del estanque.
Gustav baila con Clarita
su ranita favorita.
Se encuentran con su vecino Pedro
que pasea junto a su perro.
- Hola Pedro, ¿qué tal está Matías?
¿se le pasó el dolor de barriga? -
- Sí, hoy ya está alegre y sonriente.
¡Pero se le ha caído un diente! -
La familia se detiene
en el kiosco de la señora Irene
Compran unas palomitas
que les encantan a Gustav y Pepita
Pero lo que más les gusta a los dos
es jugar un rato con Tos
el gato del señor Amado
que siempre está constipado
Se esconde el sol, tienen sueño
a casa regresan risueños
Las luces de la farolas
iluminan como auroras
y Gustav, Didier y Elena,
saludan a la luna que llega
y se sienta en una estrella
a contemplar la arboleda
del parque de Las Azaleas