Gustav y Noa en una escapada durante las vacaciones de Navidad en el Puerto de Navacerrada.
jueves, 27 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Con Juanito en el "Alucinante viaje de Carola"
Tenemos puestas todas nuestras esperanzas en que Juanito no se asuste tanto la próxima vez. ¡A pesar de todo, lo pasamos muy bien!
lunes, 29 de octubre de 2012
La Cenicienta en Halloween en el Teatro Karpas
Lo que más gracia le hizo fueron las tonterías de las hermanastras. Cuando salió al escenario y el príncipe pedía que levantaran la mano derecha, ella levantaba la izquierda, y cuando pedía la izquierda, ella levantaba la derecha.
viernes, 12 de octubre de 2012
Viendo “pupitres” con los “telemáticos” en Sigüenza.
Encantada con la experiencia, desde que se los puso en la primera caminata cerca del Río Dulce, se apropió de ellos y no se los quiso quitar.
Los buitres planeaban y planeaban sobre nuestras cabezas desde la cima de los peñascos.
lunes, 23 de julio de 2012
Locura por las uñas
Herencia de mi madre, transmitida también a mi hermana. Parece mentira que un mico de su tamaño se vuelva loca con las uñas. Ayer la pillé comiéndose la del dedo gordo de pie. Increíble.
En esta instantánea del cumple de Jaime, un hijo de Soledad, pintada como la princesa de los piratas y sin olvidar el “toqueteo” de las uñas, junto a María Esther.
viernes, 1 de junio de 2012
Fiesta de Graduación Colegio San Saturio 2011-2012
Noa chan con su profe Lúa
También con algunos de sus compis,
orgullosa estrenando su precioso traje
con sandalias a juego de Peppa Pig.
Aunque sólo podíamos ir padres y hermanos, "colamos" a Gustav, aunque viendo ahora las fotos, no está claro si lo hizo de muy buena gana…atención a su cara de pocos amigos…o de muchísima concentración.
Quizá fue eso :)
martes, 15 de mayo de 2012
viernes, 6 de abril de 2012
Ratoncito Pérez (primeros dientes de Gustav)
Eran las 8 de
la mañana. El papá de Zaida entró en la habitación de la niña y subió la
persiana de su ventana.
Los cristales
estaban cubiertos por cientos de ovejitas que pastaban en las pequeñas cortinas
que adornaban la habitación.- ¡Zaida, tesoro! ¡es la hora de levantarse!
A Zaida no le gustaba madrugar, pero sí le gustaban los besos que sus padres le daban al despertar. Cada día, uno de ellos se ocupaba de esta labor.
Zaida esa mañana se levantó igual de contenta que todos los días, se duchó y se sentó a desayunar en la cocina su gran plato de leche con galletas...
Lo malo fue cuando al intentar masticar la galletas que colmaban la primera cucharada, sintió algo extraño en su boca, un cuerpo extraño que se movía sin que ella lo controlase.
Entonces empujó con la lengua los dos pequeños dientes que siempre asomaban más cuando sonreía, y sintió que lo podía mover hacia alante y hacia atrás, como si se tratase de un balancín.
Al principio se asustó, pero su madre se acercó a ella y le dijo:
-Zaida, no te preocupes. Algunos de tus dientes se irán cayendo sólos, y otros más grandes y fuertes nacerán para reemplazarlos. Casi no te enterarás, Y además por cada diente que se caiga y que dejes bajo tu almohada por la noche, el ratoncito Pérez se encargará de compensarte con un regalito.
-¿Quién es el ratoncito Pérez, mamá?
- Pues el ratoncito Pérez, Zaida, es un precioso y pequeño ratón, que se ocupa de hacer regalos a los niños, cuando se les caen los dientes.
- ¿Sólo a los niños? ¿y a los abuelos?
- No cariño, sólo a los niños pequeños...
A Zaida no le
gustó mucho la respuesta, pero pasó el resto del día haciendo bailar a su
diente de un lado a otro. Al llegar la noche, el diente se movía mucho más que
por la mañana, y al cabo de un par de días, el diente se cayó.
Pero lo hizo
cuando estaba en el cole, al golpearse con su amigo Enrique cuando jugaban a
las carreras de relevos en la clase de gimnasia. El relevo se cayó al suelo, y
ambos se agacharon al tiempo para intentar recuperarlo. Se dieron un fuerte
coscorrón, y el diente de Zaida saltó por los aires. Cuando la niña se dió
cuenta, todos los niños de la clase comenzaron a buscarlo. Entre lagrimones,
Zaida sólo pensaba que quizá su diente, después de estar pegado tanto tiempo en
su boca, sólo quería darse un paseo por las nubes, y había encontrado el
momento adecuado.
Cuando Zaida
entró en casa y se lo contó a sus padres, se acordó del ratoncito Pérez.
- ¿Entonces
ya no me visitará esta tarde y me traerá un ragalito?- Pues no lo sé cariño. Quizá el ratoncito lo sepa sin que tu diente esté bajo la almohada...
Pero a Zaida no le convenció la contestación.
Aquella tarde, Zaida acompañó a su madre a renovar su carnet de identidad a la comisaría, y de repente leyó sobre una ventanilla:
'DENUNCIA DE OBJETOS PERDIDOS'.
Mientras un señor cojía el dedo de su madre y lo pintaba de azul para luego apretarlo sobre un papel y así tener un dibujo muy chulo de su huella, Zaida se acercó a la ventanilla de objetos perdidos.
- ¡Hola! Me llamo Zaida y está mañana se me cayó un diente. Esta noche tenía que colocarlo debajo de la almohada para que el ratoncito Pérez me dejase un regalo, pero esta mañana lo he perdido haciendo gimnasia en el cole. Quisiera denunciar la desaparición de mi diente.
- Bonita - respondió una señora muy grande con un uniforme de color azul y rayas lancas-, la desaparición de un diente no se puede denunciar. Se denuncian las pérdidas de bolsos, paraguas, monederos...los dientes no pequeña...
- ¿Pero entonces cómo el ratoncito Pérez sabrá que se me ha caído un diente hoy?
- No lo sé bonita, no lo sé...
Zaida se volvió hacia su madre con carita de pena, y ambas se fueron a casa.
La ratoncita
Pérez, esposa del ratoncito, estaba por la comisaría en esos momentos.
El ratoncito
Pedro Roque, que vivía en la comisaría, era muy amigo de la esposa del
ratoncito Pérez: ambos iban a clases de dibujo en la escuela de arte para
ratones. Mientras el ratón se daba su paseo diario por la sala de la comisaría, en busca de los pedacitos de caramelos que a veces a los niños se les caían al suelo, había escuchado a Zaida hablar con la señora del uniforme de rayas, y corrió hacia la casa de su amiga para que avisase a su esposo, el ratoncito Pérez, de que no dejase de acudir a la casa de Zaida esa noche, y dejarle un regalito, aunque no encontrase un diente debajo de su almohada.
Llamó a su puerta casi sin aliento, y le contó a su amiga la ratoncita Pérez, todo lo que había visto y oído en la comisaría.
Cuando el ratoncito Pérez llegó cargado de regalos para repartirlos esa noche entre los niños, la ratoncita le contó toda la historia.
Zaida se acostó muy triste después de cenar y cepillarse los dientes.
- Zaida no te preocupes. El ratoncito Pérez es muy listo y seguro que sabe lo de tu diente- le dijo su padre.
Zaida no se despertó durante toda la noche. Durmió profundamente y las 8 en punto, su madre levantó la persiana de su cuarto.
- ¡Buenos días amor!
- ¡Hola mamá!
Su padre
entró también en la habitación.
- ¿Hola
cariño! has mirado debajo de tu almohada?Zaida metió su mano debajo de la almohada, y sintió que había algo...
La retiró con una mano, y encontró dos pequeños paquetes con unas lazadas de colores, y debajo de uno de ellos, una pequeña nota:
"Para Zaida, del ratoncito Pérez:
Pequeña
Zaida, esta mañana me avisaron de la pérdida de tu diente, y de que me buscaste
cuando estuviste en la comisaría. No te preocupes. Aquí tienes tu
regalito"
...y mientras la niña leía la nota, los padres de Zaida se miraron asombrados, sin poder creer lo que estaban escuchando...
jueves, 15 de marzo de 2012
Finde en Salamanca
Presentamos "Poemas para niños grandes y niños chicos" en un cole público de Salamanca, y aprovechamos para pasar el finde en una casa rural con Carla, Inés, Gustav, Lucía y Pablo. Por la noche, tras la cena, casi todos se quedaron dormidos viendo una peli. Y Mariposa lo hizo sobre el hombro de Carlita, aunque esta instantánea no logró capturarla el siempre dispuesto objetivo de Didier.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Rompió su primer corazón
Jugando al fútbol en la entrada al Museo Reina Sofía, con Gustav y algunos de sus compis de colegio, hubo uno, Teo, que dejó de jugar para quedarse con ella y protegerla de los balonazos de los demás. Se acercaba a mi y me decía, ¿por qué no habla?
Y es que la mariposa hablaba muy muy bajito, como una princesa oriental, casi casi susurrando, llamando la atención cada vez más, del pequeño monicaco Teo. Lleno de churretes pero con una carita preciosa.
Y es que la mariposa hablaba muy muy bajito, como una princesa oriental, casi casi susurrando, llamando la atención cada vez más, del pequeño monicaco Teo. Lleno de churretes pero con una carita preciosa.
jueves, 26 de enero de 2012
Mariposa, Mina y Osito
La conejita Mina vino en avión desde Estados Unidos.
Laura la encontró en el escaparate de una tienda y pensó que Noa y ella podrían llegar a ser muy buenas amigas. Acertó.
Anabel, cuando Noa acababa de salir de la tripita de mamá, le regaló el Osito a Mariposa.
Desde hace tiempo, Noa, Mina y Osito comparten cuna y sueños cada día.
Laura la encontró en el escaparate de una tienda y pensó que Noa y ella podrían llegar a ser muy buenas amigas. Acertó.
Anabel, cuando Noa acababa de salir de la tripita de mamá, le regaló el Osito a Mariposa.
Desde hace tiempo, Noa, Mina y Osito comparten cuna y sueños cada día.
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