jueves, 18 de octubre de 2007

Nuestro "dibu"


Nuestro pequeño nomo amplía su horizonte. Fija la mirada con atención. Los estudia con detalle. Se concentra en ellos hasta que se siente partícipe del juego. Entonces da un salto, abandona el asiento y se lanza a la pista a disfrutar con ellos. Suena la música y canturrea algunas notas. Las coletillas. Y mueve los brazos, los pies y la cintura al ritmo de la melodía. Le gusta y todos los dibus le siguen. Como por arte de magia, se convierte en la batuta que dirige la fiesta. Les sonríe. Les hace un gesto indicándoles que va a convencernos de que nos incorporemos a la celebración y se da media vuelta alzando sus bracitos. Enciende una chispa que estaba algo marchita en todos nosotros y sorprendentemente terminamos brincando al ritmo que nos marca. Entonces, en silencio, todos nos sentimos muy agradecidos por la llegada de este pequeño director de orquesta.

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