martes, 23 de octubre de 2007

Renacuajo


Eres un renacuajo y no lo sabes. Aunque no tan renacuajo como ilustra esta fotografía. Sin consciencia de lo que eras entonces ni de lo que eres ahora, al menos aparentemente. Y aunque no creo que sirva de mucho lo que leas cuando crezcas acerca de lo que eras, sabemos que parte de lo que serás mañana contribuimos a construirlo todos hoy. Y aunque no lo hagamos tan bien como nos gustaría hacerlo, lo hacemos con todo nuestro interés. Pero lo que no sabes ni sabrás si no lo decimos ahora, en este preciso instante, en este día en que las palabras deciden quedar plasmadas en tu rincón por su propia voluntad, es que eres tú quien crea y mantiene ese interés. ¿Por qué? Porque nos encandilan las chirivitas de tus ojos cuando planificas una travesura, tus dientecillos de leche que asoman cuando sonríes, tus bracitos al aire pidiendo que te saquemos del carro mientras mueves los deditos, y hasta esos pequeños pelillos revoltosos que tratan de construir un puente que comunique tus dos pequeñas cejitas.
También esas pelusillas alocadas nos vuelven locos a todos.

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